miércoles, 31 de diciembre de 2014

#MediaMarkt o la otra forma de comunicar.

Ayer, mientras escribía lo que teóricamente iba a ser el último post del día, sobre el método SPIN y la importancia del marketing relacional, me llegó esta noticia, y claro, la actualidad manda.



A mí no me molestó como andaluz que soy, si no como profesional de marketing y ventas, que no encuentro una explicación más allá de que a esta empresa, recordemos que además es una multinacional, le gusta hacer ruido y esta vez le tocaba a Andalucía.

Así que convoqué a unos amigos expertos en marketing y redes sociales y través de Facebook, para que me dieran su opinión, por aquello de evitar sesgos en la mía, no fuera ser que me traicionaran las emociones.

@LauraFerrera, para mí referente en cuanto a redes sociales se refiere y a la que siempre acudo cuando tengo dudas, me apuntaba que la empresa tiene esa forma de actuar porque le funciona porque a muchos les divierte esas tonterías y genera engagament como pocos.
Pero igualmente era contraria al empleo de las redes en ese tono y dinámica.

@Florent_Santos, experto entre otras en publicidad y comunicación, en su blog disecciona las campañas publicitarias de las marcas, comentaba que no le gustaba el estilo,  ni lo comparte, y sobre todo que era cortoplacista.

Y se unieron algunos otros al pequeño debate, como @RiusMontse, publicitaria y bloguera, que apuntaba a estrategia de marca.

Lo mejor es que esa tarde, tuve comida con amigos, salió el tema y uno de ellos defendía que lo importante era tener tráfico, que el marketing no era para vender y no quise seguir profundizando, pues veía por donde iba.

Esas ideas que a mí me quedan algo “lejos”, y casi que ahí lo dejamos.

Es posible que Media Markt tenga mucho tráfico como comentaban algunos, que haya mucho “retweet”, y “Favoritos”, pero estoy totalmente de acuerdo con Florent, que es una estrategia cortoplacista.

Son de esas empresas que tengo en mi lista de las que no entienden el CLV (ciclo de valor del cliente o valor de vida del cliente).

Hay muchas maneras de hacerse eco, y tener tráfico, pero un tráfico que realmente genere un engagement real y duradero. Y sobre todo que conecte con la parte emocional de las personas a quien va dirigido.

En esa línea, para mí los más interesantes son Dove, cuando empezaron con su branded content y su particular manera de comunicarse a través de campañas como Dove Real Beauty Sketches, con más de 65 millones de visitas, solo en doveunitedstates, o 1.2 millones en Dove España.

Patches con 20 millones de visitas en EEUU o Legacy con 2 millones son otros ejemplos de cómo una marca puede tener relevancia, tráfico (como decía mi amigo) sin necesidad de generar polémica, y generando un gran engagement a largo plazo, porque Dove conecta en este caso, con lo más íntimo de las mujeres.

Tendencia a la que se van sumando cada vez más marcas como ha sido el caso de IKEA y su sketch La Otra Carta, con casi 5 millones de visitas, ha conseguido conectar con el público, llevándole a reflexionar sobre lo que realmente es importante.

Las marcas, escribí hace tiempo, están llamadas a ejercer otro papel diferente del que tienen actualmente, a “entregar” o “devolver” a la sociedad parte de los beneficios que reciben de ella.

Y no me refiero a beneficios económicos o en I+D+I, ni mejorando sus productos, si no en la línea que lo hacen algunas de las marcas como Dove o IKEA.

Si no ayudando a las personas a su desarrollo personal. ¿Tal vez utópico?

Yo lo llamo comunicación o publicidad socialmente responsable incluso emocionalmente responsable.

Las marcas que me generan emociones, que me hacen sonreír, reflexionar, incluso llorar, son las que quiero sentir cerca de mí. Son con las que identifico, incluso algunas me ayudan a superarme, como deportista (NIKE) o como persona, (Dove).

 De las demás, ni recuerdo su nombre, las de otras, como Media M.. ya me voy olvidando de él.

lunes, 15 de diciembre de 2014

Me emociono, luego existo.

En los siglos XVII y XVIII, en Europa occidental se desarrollo una corriente filosófica formulada por René Descartes, llamada Racionalismo, la cual acentuaba el papel de la razón en la adquisición de conocimiento, frente a la experiencia y percepción.

“Pienso luego existo” o en una traducción más literal, “pienso, por lo tanto existo”, es lo que llamaríamos ahora el “slogan” que recoge la esencia de dicha corriente.

Descartes ya fue denunciado en su época por plagio entre otros por Pierre Daniel Huet, pues parece ser que su afirmación de “cogito, ergo sum” era tan exacta como la de Gómez Pereira. Una especie de  “copy and paste” de la época.

En contraste al racionalismo, el empirismo defendía que el conocimiento provenía de las experiencias y precepciones. Teoría seguida por Aristóteles, Locke, Hume o Santo Tomás.

El término racionalista tiene un significado muy amplio y se entiende como toda posición filosófica que defiende el uso de la razón frente a otras instancias.

Así que racionalista es aquella persona que coloca la razón por encima de las emociones y sentimientos (RAE).

Casi 4 siglos más tarde, las emociones vuelven a ocupar el lugar que le corresponden.

Gracias al desarrollo de la tecnología, podemos conocer cada vez más en profundidad como funciona nuestro cerebro, los miedos, fobias, la reacción ante los estímulos externos…

Y empezamos a descubrir o redescubrir, la importancia de la emociones y sentimientos para el ser humano, que parece ser no es tan racional como se suponía.

Ya he comentado en otras ocasiones que el más 85% de las decisiones de compra son emocionales, no racionales y que después utilizamos el razonamiento para tranquilizarnos y justificar nuestras decisiones.

Necesitamos una justificación racional a todos nuestros actos, ya que la irracionalidad esta “mal vista”.

Empezamos a entender la importancia de la intuición y de por qué esta generalmente “acierta”, ya que se basa en la experiencia vivida. Al menos esos son los resultados de la investigación del profesor Marius Usher, que corroboró que el 90% de las ocasiones, el instinto acertaba, en una investigación desarrollada en la universidad de Tel Aviv.

Antonio Damasio, profesor de Psicología, Neurociencia y Neurología, en la Universidad del Sur de California, y que dirige el Instituto para el estudio neurológico de la emoción y creatividad, de  plantea que los sentimientos, lejos de ser unos intrusos en los procesos de razonamiento, se encuentran entrelazados con estos, y determinados aspectos del proceso de  la emoción y sentimientos son indispensables para la racionalidad.

“Lo racional genera conclusiones, lo emocional genera acciones”

La neurociencia, la gestión de la experiencia del cliente, marketing experiencial, el neuromárketing… todos aparecidos este siglo recién estrenado, o cuando menos, se están haciendo más eco, ponen el foco en el individuo, ser humano consumidor, dependiendo de la rama desde que se haga la aproximación, como ser emocional.

Así que, la ciencia, tecnología e investigaciones, le están dando una dimensión a ser humano en su conjunto, rompiendo con la premisa de ser racional.

Los sentimientos actúan como una especie de sensores del encaje (o desencaje) entre naturaleza y circunstancia. ¿Nunca has sentido al tomar una decisión, por muy racional que esta fuera, si estaba bien o mal? ¿Qué era como cuando arañas una pizarra (si te dan escalofríos al oírlo, claro)?

 La intuición, la emoción, los sentimientos y la inteligencia emocional, empatía, son los “nuevos valores” a desarrollar y re/conocer,  en nuestra era.

Y es que como decía Blasie Pascal “el corazón tiene razones que la razón no entiende”.

Tal vez porque no se para a escucharlo.

Trabajes en la disciplina que trabajes, ventas, rrhh (ahora creo que ya es gestión de talento) marketing, atención al cliente, educación… verás como todas empiezan a orientarse hacia el conocimiento y gestión de las emociones.

Hablamos de negociación emocional, marketing sensorial, emocional, experimental, venta emocional o por impulso, inteligencia emocional, educación emocional…

Por un lado, me parece muy interesante que todas estas corrientes, es que no van hacia la polaridad de descartar la racionalidad, si no que son más integradoras, entendiendo emociones, razón, sentimientos, como un conjunto, como dice Antonio Damasio, entrelazados, de tal manera que funcionan conjuntamente.

La otra parte, es que recuperamos una gran parte de lo que somos. ¿Cuantas conductas del ser humano se podrían justificar actualmente desde la razón?


Y es que como me describo en bio “Soy todo lo racional que mis emociones me permiten serlo”

sábado, 22 de noviembre de 2014

¿Practicas la segmentación emocional?

Más del 80% de las decisiones de compra son emocionales, queramos reconocerlo o no, y seguimos segmentando por criterios como edad, sexo, ubicación, clase social o renta per cápita.

Esta era una de las reflexiones que les hacía esta semana a un pequeño pero aguerrido grupo de comerciantes locales con los cuales compartí un rato hablando de fidelización de clientes.

Se estudia desde la conducta del consumidor como afectan sus emociones e intervienen estas en el proceso de compra y hay diversas teorías al respecto, sobre que es la emoción y cómo influye esta en el proceso de compra.

Por ello, hay que tener muy presente las emociones que generamos en nuestros clientes, ya que estas, al influir, entre otras, en la posibilidad de re-compra y prescripción, van a incidir en nuestra capacidad de fidelizar a las clientes, más allá de tarjetas de puntos, regalos, u otras ofrendas, que en muchas ocasiones no van bien dirigidas, pero ese es otro tema.

¿Volverías a comprar en tiendas o comer en restaurantes que te generan emociones negativas, por muchos regalos y puntos que te ofrezcan?

Quien dijo eso de “¡no lo quiero ni gratis!”

Para Alonso (2000) una de las funciones del marketing es emocionar positivamente a nuestros consumidores a fin de que desarrollen conductas favorables hacia nuestros productos y marcas”

Revisando  la literatura sobre emociones, podemos destacar diversas consecuencias en el comportamiento del consumidor: 1) efectos de las emociones sobre el proceso de decisión del consumidor, 2) efectos sobre los procesos cognitivos, 3) sobre los conativos (actitud de compra re-compra) y 4) efectos  de las emociones en los procesos post-compra.

Según Goosens (2000) los aspectos emocionales y de experiencia de consumo juegan un papel importante en la elección del consumidor. Las experiencias vividas en el proceso de compra determinaran las futuras actitudes de nuestros clientes hacia nosotros y respecto tanto a la posibilidad de re-compra como de recomendación/prescripción.

Para Gadner (1985), el estado de ánimo del consumidor influye directamente en la percepción de los productos y la evaluación de los mismos.

Esto también se da en publicidad, de manera que las emociones que nos generan los anuncios o que evocamos al recordarlos, suelen ser un fiel predictivo de la actitud hacia este o la marca. Y por último, las emociones positivas favorecen la acción de compra o re-compra.

Solemos asociar las emociones con determinados productos o servicios. Que te sugiere el anuncio de BMW “¿te gusta conducir?”  Parece que han conseguido vincular esa emoción con su marca.

Así que las emociones que hagamos vivir a nuestros clientes, generaran asociaciones y en función a estas, repetirán las compras, basando gran parte de esta decisión en las vivencias que evocan al recordarnos.

Sin embargo, además de en muchas ocasiones de contacto con nuestros clientes, no solo tenemos en cuenta la huella o impronta emocional que les podamos dejar, si no que seguimos haciendo una segmentación de estos meramente tradicional sin incluir emociones, ni medir el estado emocional de nuestros clientes.

Ellos nos clasifican, en gran medida, por todo un corolario de emociones, sentimientos que les vinculan con nuestra marca, tal vez sea el momento de que nosotros también hagamos la misma clasificación.


Es la única manera de hacer ese traje a medida que requiere/exige la fidelización de clientes.

lunes, 6 de octubre de 2014

Definiendo la experiencia del paciente.

¿Realmente es importante definir la experiencial del paciente?

La experiencia del paciente, es una disciplina que se está imponiendo en los países anglosajones. Tanto es así, que en el hospital de Cleveland hay una figura que es el responsable de experiencia del paciente.

Hay quien defiende, (acertadamente en parte) que el sistema sanitario español no es comparable con el americano, debido básicamente a su financiación.

Ciertamente son sistemas, como tales, muy diferentes entre sí, pero tienen un aspecto fundamental en común: Ambos tratan con personas con todo lo que ello conlleva.

Algunas de las definiciones de experiencia del paciente:

The Beryl Institute: “La suma de todas las interacciones, producidas por la cultura de una organización, que influyen en las percepciones del paciente a lo largo del continuo del proceso de atención”.

Beyond Philosophie: “La experiencia del paciente es el resultado de la interacción entre una organización y un paciente como percibida por la mente de los pacientes consciente y subconsciente. Es una mezcla de rendimiento racional de una organización, los sentidos estimulados y emociones evocadas y mide intuitivamente contra las expectativas del paciente en todos los momentos de contacto.”

De esta definición se pueden sacar 3 puntos clave:

1.- La entrega de toda la organización, no solo el personal de primera línea.

2.- Es igual de importante lo que se hace y como se hace (lo racional y emocional)

3.- Hacer frente a las percepciones intuitivas de los pacientes.

El concepto puede asimilarse al de calidad percibida es decir “la apreciación que hace el paciente de la adecuación, resultados y beneficios del conjunto de actuaciones en el marco de la atención sanitaria”.

Se trata del resultado de comparar la percepción que el paciente tiene de la atención que recibe con los “estándares personales” (previos) que él considera mínimamente aceptables.

Pero no se debe confundir el concepto de calidad, la cual es medible y objetivable con el de experiencia, que es totalmente subjetivo. En este caso hablamos de como el paciente percibe la anteriormente mencionada calidad en la atención.

Sobre este punto estuve discutiendo hace algún tiempo con un responsable de calidad de servicio de la sanidad pública, y no llegamos a ningún punto en común.

Este me planteaba que donde había que centrarse es en la calidad, y no en la experiencia, ya que esta podía ser negativa si el paciente entendía que los médicos no le daban el tratamiento que él pedía/exigía.

Y que desde luego, no iba a venir nadie de marketing a explicarle nada sobre sus pacientes….

Se me ocurre, siguiendo el razonamiento de mi interlocutor, que es tanto como decir que yo no voy a estar satisfecho con mi taller, ni este me va a entregar una buena experiencia, si no hacen el mismo diagnóstico de la avería que yo y siguen mis instrucciones de como reparar mi coche.

Desde mi perspectiva, parte de la experiencia del paciente y mejora de la misma, pasa por la participación directa del paciente en todo lo concerniente con su salud.

Para ello, tener mayores conocimientos sobre nuestra salud, las implicaciones que nuestras decisiones tienen sobre ella, y participar más activamente (ser consciente en definitiva) en su cuidado, nos llevará a tener mejores experiencias.

Además, la e-salud y el e-paciente, cada día son más una realidad, esto llevara a tener pacientes con más poder en la toma de decisiones sobre su salud.

Esto no implica, como discutía con el responsable de calidad del hospital, que el paciente se auto-diagnostique, o exija tratamientos determinados a sus médicos.

Todo lo contrario, significa que conocerá el alcance de su enfermedad y podrá ser mucho más activo, tanto en su prevención como en su curación, o en caso de enfermedades crónicas (yo padezco una), seguir de manera más eficiente el tratamiento.

Y esto implica una mejora en la experiencia y satisfacción del paciente.

Este es un buen comienzo para empezar a mejorar la experiencia de los pacientes, y en algunos sistema de salud (recordemos que es una competencia de las comunidades) se están incluyendo programas en este sentido, “escuelas de pacientes”.

Esto sin duda lleva a un empoderamiento del paciente, al igual que pasa en comercio por ejemplo, pero no debe entenderse como algo negativo ni no deseable.

En todo caso, llevará a un uso más eficiente del sistema sanitario.


Bienvenidos al Patient Experience, o donde la experiencia del paciente cuenta….

miércoles, 16 de julio de 2014

Teoría de las expectativas y el índice de experiencia de cliente en China

La semana pasada estuve revisando los resultados de la experiencia del cliente (fuente Forrester 2014) de la “mano” de @Txemanet, entre otros, el cual en una serie de post repasaba lo que esta significaba y los resultados de la  misma en diferentes países.

 La primera idea que sacamos en claro es que el comercio minorista lidera en todos los países en la experiencia del cliente, de una manera clara y decidida.

En este sentido hay unanimidad en los países analizados, aunque existen particularidades respecto a la nota que consiguen en cada uno de ellos.

Las conclusiones están claras y creo que no sorprenden a nadie. Año tras año, a grandes rasgos, más de lo mismo: Telecos, banca y aerolíneas, las peor posicionadas, salvo excepciones y por países.

Que se lo digan a mi amigo @florent_santos que en este momento que escribo estas líneas, el avión rumbo a sus vacaciones lleva ya 4 horas de retraso.

Con la salvedad de EEUU donde los seguros de salud, por su especial importancia en ese país (sanidad privada basada en seguros de salud) son los que obtienen la puntuación más baja. Esperemos no tener que compararnos con ellos en este apartado nunca.

Otra de las conclusiones que más me sorprendieron y que me hicieron reflexionar es que en China no existe ninguna marca con puntuación pobre o muy pobre y 4 de las analizadas se sitúan en la máxima puntuación respecto a la experiencia de cliente, entre ellas está el China Merchants Bank, ¡un banco!

Así que al margen de que parece ser que en casi todos los países occidentales tenemos que seguir sufriendo con telecos, bancos y aerolíneas, y esperemos que no les quede mucho para aprender entre otras la importancia del ciclo de vida del cliente (CLV), China nos gana de goleada en la experiencia del cliente, ya que la nota más baja que obtiene cualquier sector industrial es Aceptable (+65) con un predominio del Bien (+75).

Contrasta con la idea que tenía en la cabeza después de leer varios libros y asistir a varias conferencias, donde se repetía que en China estaba todo por hacer respecto a la experiencia del cliente.

Opinión desde el punto de vista de varios expertos europeos y algunos españoles.

Al parecer ahí están los chinos para llevarnos la contraria, ¿o no?

“Será cuestión de expectativas” pensé.

Para la psicología cognitiva, una expectativa constituye una estructura mental basada en la experiencia, que permite predecir la probabilidad de que se produzca un determinado acontecimiento o resultado (Reeve, 1994).

Desde el punto de vista del consumo, las expectativas tienen dos vertientes, como evaluaciones post-consumo (Andreassen 2000) y como base de comparación del cliente en base a la cual juzga su experiencia de consumo, dentro del paradigma de disconformación de las expectativas (Oliver, 1980)

Oliver, (1981) explica que la satisfacción o insatisfacción de un cliente viene determinada por la impresión que esté experimenta tras realizar una compra y como resultado de la disconformidad, positiva o negativa, entre las expectativas y los sentimientos derivados de su experiencia.

Resumiendo, un cliente está satisfecho cuando recibe al menos lo que este esperaba recibir de su proveedor. Lógico, ¿no?

La principal componente de las expectativas en lo que se refiere a su origen son las experiencias personales de consumo, la promesa de marca, la recomendación o información obtenida de terceros (amigos, familiares, conocidos…) (Fisk y Young 1985)

También está influenciado por el contexto en el que la  experiencia tenga lugar así como otros factores sociales y personales (culturales, económicos…) (Folkes, 1988, 1994).

Posiblemente, a tenor de lo expuesto, y de que en China, la clase media solo supone actualmente un 14% de la población urbana, (se espera que alcance el 54% en el 2022) y está en pleno desarrollo, en cierto modo pueda ayudar a explicar los resultados de Forrester y que no haya ninguna marca que se encuentre en niveles de experiencia “muy pobre” o “pobre”.

Habrá que ver cómo evolucionan estos datos en los próximos años, a medida que se desarrolle la clase media, y con ello el consumo y las expectativas respecto al mismo.

A mayor desarrollo económico de un país y mayor madurez en consumo, las expectativas en consumo son mayores. Por ello, es en EEUU donde empezó a desarrollarse el marketing experiencial y el customer management, para poder seguir superando día a día las expectativas que sus consumidores tenían.

¿No te ha pasado a ti también lo mismo? Seguro que tu experiencia de consumo y tu relación con las marcas también han ido creciendo y se ha ido haciendo más exigente.


Tus marcas lo tienen cada vez más difícil para satisfacerte, fidelizarte y sorprenderte día a día.

viernes, 27 de junio de 2014

¿Realmente el equipo humano es lo más importante en tu empresa?

La gestión de la experiencia del cliente comienza en la selección de tu equipo.

“Las personas son lo más importante en una empresa”, me comentaba Juan hace unos días, cuando le acompañaba a visitar a un cliente. “Ahora lo veo claro”

Juan me llamó hace un mes y me dijo: “Tenemos que hablar. Estamos en un momento crítico en la empresa y necesito que me ayudes para sacar la empresa adelante o...”

Así sonaron sus palabras y aquel día y esto me contaba un mes después.

Es la diferencia entre tener un equipo motivado y alineado con los objetivos de la empresa o todo lo contrario. Y sobre todo que el trabajo forme solo una parte de su vida y no la totalidad de la misma.

La verdad es que los primeros días fueron duros, sobre todo para mí, pues estaba casi todo por hacer. No se cobraba, las facturas se emitían tarde, se duplicaban y triplicaban las funciones, eso cuando estas estaban definidas (lo cual no era habitual), y las jornadas empezaban a las 08:00 y acababan a las 19:30 más o menos.

Consciente de que los cambios deben ser poco a poco y asumidos por las personas para que sean permanentes, y que todos tenemos talento para algo, y que solo hace falta descubrirlo y desarrollarlo, me remangué y me puse a ello.

Muchas personas piensan que la principal palanca de la motivación de un equipo de trabajo es el dinero. Como dice un buen amigo, “dame una pasta gansa y veras que contento estoy”.

Pero el dinero es un factor higiénico, a partir de un nivel de retribución (cada uno tenemos la nuestra), deja de surtir el efecto esperado. Así que la motivación debe venir desde el interior del individuo.

Las recompensas afectivas surten un mayor y más duradero efecto que las económicas (ya sean en metálico o en especies).

El reconocimiento del trabajo bien hecho, dotar de responsabilidad e independencia a cada miembro del equipo y facilitar un área donde puedan aportar ideas y tome ellos la iniciativa, es una de las mejores recetas que conozco, por no decir la mejor.

Esto es algo que me gusta trabajar siempre con mis clientes, que todos los miembros de su equipo puedan realizar propuestas y en algunos casos, darles a ellos la responsabilidad del desarrollo de estas.

¿Se puede encontrar a alguien más implicado?

Y potenciar su talento. Como decía antes, todos tenemos un talento especial para algo. El problema que hay en muchas empresas, es que no solo no se reconoce, si no que se coloca a las personas en posiciones que en ocasiones no son las más idóneas. Meritocracia o premios mal entendidos.

¿Por dónde empezamos?

1º Acortamos la jornada laboral, de más de 10 horas a 8h. El resultado podría parecer sorprendente, porque se realizaba más trabajo, en menor tiempo y estaban todos mucho más contentos. (Algunos iban dando saltitos por la oficina cuando andaban…). Pero era totalmente previsible.

2º Ajustamos turnos para poder acortar la jornada, ya que el horario de atención al público era de 12 h. y ajustamos los horarios de la comida. Todo ello adaptado también a las circunstancias personales de cada uno. Los que tenía que llevar los niños al colegio entraban más tarde, pero también salían más tarde. Así logramos conciliar en la mayor medida, la vida familiar y la laboral.

3º Enumeramos las tareas que cada uno debía de realizar y la periodicidad con que debían hacerlo. No basta con decirlo genéricamente, o te puedes encontrar con que no se estén llevando a cabo, o al menos no cuando esperas que se realicen.

4º Dotamos de las herramientas necesarias para que cada uno pudiera realizar su trabajo correctamente. Seguimos buscan algunas otras que nos ayuden a poder desempeñar con mayor eficiencia las tareas asignadas.

5º Creamos espacios para que todos los miembros pudieran exponer sus ideas y propuestas de como se podían mejorar los procesos de la empresa, tanto en los que estaban directamente involucrados, como los que solo lo hacian indirectamente. Dar esta posibilidad es tener a un montón de personas pensando cómo se puede mejorar todo y dotarles de un “poder especial”.

6º Explicarles a quien tienen que reportar y cuando. Hacerles saber que se les va a “pedir explicaciones” sobre la evolución de los trabajos y tareas que están desempeñando. Sobre todo desde la perspectiva de que la “fiscalización” es un medio para ayudarles a detectar posibles errores o carencias y ayudarles a desarrollarse profesionalmente. Ya no hace falta, según me ven entrar por la oficina, todos me ponen al día de manera espontanea y con un cierto brillo en los ojos.

7º Factor PI (Perseverancia e Insistencia). No todos tenemos la misma disposición a los cambios. Algunos somos más reacios y otros con mayor capacidad de adaptación. Así que hay que acompañar a aquellos que les cuesta más trabajo y ayudarles a que se genere el cambio, si abandonar o tirar la toalla. Estamos rompiéndole algunos esquemas al dueño de la empresa ;-))

8º Los cambios no son una moda o tendencia. Han llegado para quedarse y para seguir. Las empresas que quieran sobrevivir, o tienen gran capacidad de adaptación o se quedan en el camino.

En un mes, la empresa es otra muy distinta.

 Claro que falta casi todo por hacer. Como contaba la principio, hay que gestionar los cobros y facturación, generar más volumen de trabajo, buscar nuevos clientes y nuevas oportunidades, herramientas, sistemas de calidad y medición de satisfacción de cliente, análisis, análisis, análisis…


Pero lo más importante ya lo vamos consiguiendo. Tenemos un equipo super motivado, que cree en el proyecto, que no va a “calentar silla” o “salir del paso”, y seguimos descubriendo el talento de las personas que lo forman, lo cual nos ayudará a seguir creciendo en el futuro más inmediato.

martes, 3 de junio de 2014

Power Pricing: fijando precios en base a la creación de valor.

Reducir el precio un 5% significa tener incrementar el volumen de ventas un 5,3% más para igualar las ventas, pero… un 14,3% para obtener los mismos beneficios (con un margen bruto del 40%) Un 300% si la reducción es del 30%!

Solo un 17% de las empresas declaran tener un responsable de precios y solo el 39% se apoya en un programa informático que le ayude en la toma de decisiones.

Generalmente es una función que realizan desde otras posiciones de la empresa, Dirección General, D. Comercial, D. Marketing, D. Compras y Product Manager, son quienes habitualmente fijan los precios.

Y aunque dos tercios de los retailers  tener bien fijados los precios, un tercio declara que podría mejorarlos y que comete fallos sustanciales.

Estos son algunos datos que se desprendían del II Estudio De Gestión de Precios en Retail elaborado por  Simon-Kucher  & Partners  realizado sobre 8.500 empresas de las cuales el 50% facturan más de 100 millones de facturación.

La fijación de precios es un elemento clave en la empresa, pues de ellos depende la viabilidad de la misma.

Y si en empresas de este tamaño, altamente cualificadas y con una gran división funcional esta es la situación, ¿qué le estará pasando al tendero de mi barrio?

Un pregunta que espero responder en unos meses, ya que estoy preparando un curso sobre Pricing para empresarios de la Bahía de Cádiz y será el momento para conocer su sus inquietudes y necesidades.

Uno de los principales enemigos con los que nos encontramos a la hora de implementar una óptima política de pricing es la guerra de precios, España es el 2º país detrás de Italia que más se preocupa de esto y la obsesión por el volumen.

Las palancas que determinan los beneficios de las empresas son el precio, el volumen y los costes (fijos y variables).

Y la palanca precio es la menos explotada, ya que se suele poner el foco en costes y sobre todo volúmenes.

Pero el precio también es la mayor palanca del beneficio.

         Beneficio = Precio x Volumen – Coste (fijo+variable)

Reducir el precio un 5% significa tener incrementar el volumen de ventas un 5,3% más para igualar las ventas, pero… un 14,3% para obtener los mismos beneficios (con un margen bruto del 40%) Un 300% si la reducción es del 30%!

Pero si hablamos de una reducción del 10% (con un margen del 20% y cuota del 50%) el volumen debería incrementarse un 100% para obtener los mismos beneficios.

En caso de fijar una subida del 10%, el beneficio se incrementa un 100%

Mover los precios hacia arriba o abajo tiene una repercusión mucho más directa sobre el beneficio de lo que a priori parece.

La mayoría de las compañías fijan los precios en función a factores relacionados con sus costes. Son pocas las que se basan en el valor percibido o entregado al cliente.

“El criterio más importante para evaluar cualquier negocio es, sin lugar a dudas, el Pricing Power” Warren Buffett (2011).

El Pricing Power, es la capacidad que tiene una empresa de determinar el precio en función al valor percibido o entregado al cliente.

Se basa fundamentalmente en el estudio de las elasticidades de los precios en lugar de los factores tradicionales como costes u otros asociados a las bajadas de precios.

La sensibilidad a los cambios en los precios vienen determinado por el valor que las empresas entregan a sus clientes.

Como decía Jack Trout, ¿por qué la gente paga 6.000 euros por un Rolex, que posiblemente sea más inexacto que un reloj de 60 euros de cuarzo?

 Valor percibido. Pero el valor, para que los clientes lo perciban, la empresa tiene que crearlo. Y ahí entra la comunicación

En 2011 el mejor driver de de la imagen de precios fue la comunicación, no la reducción.

Es el momento de cambiar la USP (Unique Selling Proposition) por una proposición emocional asociada a la venta, a una experiencia (marketing experiencial) que sirva de palanca para  incrementar  el valor percibido por el cliente y esté dispuesto a pagar un mayor precio.

Además, los precios asociados a alto valor añadido/percibido, presentan una menor elasticidad (sensibilidad a los cambios de precios) a las variaciones en los mismos.


Así que olvídate de la guerra de precios, controla bien tu política de pricing, y trabaja duro para comunicar tu valor y entregarlo a tus clientes, que sean tus competidores los que sigan trabajando a la antigua usanza.