Los futuros bebes no solo pueden
escuchar la música desde el interior del útero, si no que esta, les deja una
potente y duradera impresión que puede determinar sus gustos de adultos.
¿Nacemos
con una predisposición al consumo? ¿O por el contrario, forma parte de nuestro
aprendizaje y adaptación al medio?
Según
las investigaciones más recientes, se ha descubierto que antes de nacer, en el útero de nuestra madre,
ya empezamos a relacionarnos con las marcas y a identificar determinadas
melodías de los slogans publicitarios.
Dichas
investigaciones han determinado que un
feto en desarrollo también es capaz de oír una gama de sonidos mucho más
amplia procedente del exterior del
cuerpo materno en contraposición de la opinión que se tenía hasta hoy en día de
que los sonidos corporales de la madre silenciaban todos los ruidos externos.
Los
futuros bebes no solo pueden escuchar la música desde el interior del útero, si
no que esta, les deja una potente y duradera impresión que puede determinar sus
gustos de adultos.
Minna
Houtilainen, investigadora del Collegium for Advanced Studies, (Universidad de
Helsinki), afirma que:”La música es muy
potente a la hora de reproducir recuerdos fetales… y que este desarrollará de
manera automática la misma preferencia musical que su progenitora.”
Otros
estudios confirman que los recién nacidos mostraban una preferencia por un tema
musical televisivo (cuanto más sencillo y repetitivo mejor) que durante el
embarazo sus madres escuchaban con frecuencia.
Y
resulta, que al igual que con la música, en el útero también desarrollamos
preferencias por gustos y sabores concretos. Así lo confirman estudios
realizados con madres embarazadas y fetos en la que se concluyo que la dieta de
una madre, no solo sensibiliza al feto a las fragancias y sabores, si no que
transforma físicamente el cerebro del feto, influyendo así en lo que el bebé
consumirá en el futuro.
¿Y
esto como se traduce llevado a la práctica?
El
ejemplo de Kopiko, puede ser muy
ilustrativo. Kopiko es una famosa y exitosa marca de caramelos filipina. Estos
pueden encontrarse en cualquier tienda de cualquier ciudad de Filipinas.
Ellos
ya han encontrado la manera de ganarse los paladares de los futuros bebés.
Kopiko suministra caramelos a los pediatras y médicos para que los regalaran en
las salas de maternidad.
¿El motivo? El inminente lanzamiento de un
nuevo producto, café que tenía el mismo sabor que los caramelos. El éxito de
Kopiko con el lanzamiento de su café fue extraordinario, a pesar de que los
niños no suelen tener mayor interés por este sabor, pero lo adoraban.
Cuando
las madres que habían comido los caramelos de Kopiko, les daban una pequeña
dosis de café a sus alborotados y revoltosos bebés, estos se calmaban al
instante.
Kopiko,
es hoy, la tercera marca más importante de Filipinas. Y ha creado una
generación entera de fieles consumidores.
Los
adultos seguimos aferrándonos a las marcas que nos gustaban de niños. Así lo
confirma un estudio realizado por SIS
International Research, para analizar como nuestras preferencias de la
infancia determinan nuestros hábitos de compra de adulto.
En
la investigación, realizada con 2035 niños y adultos, se concluyó que el 53% de
los adultos y el 56% de los adolescentes utilizan marcas que recuerdan de su
infancia.
Imaginaros la importancia que tiene esto a
largo plazo. Más de la mitad de las marcas con las cuales no hemos tenido
contacto en nuestros primeros años de vida, quedan descartadas para siempre.
Por
ello, las marcas trabajan con los niños, para asegurarse su lealtad de por
vida. Para los anunciantes, los niños menores de tres años suponen un mercado
de 20.000 millones de dólares.
A
los tres meses, el 40% de los bebés ven habitualmente algún medio en pantalla
ya a los 6 meses, ya son capaces de formar imágenes mentales con logos y
mascotas corporativos.
No
se trata solo de que los niños conozcan los nombres de las marcas o las
reconozcan. Se está empezando a crear
preferencias por ellas.
Según
Juliet Schor, autora de Born to Buy,
los niños que pueden reconocer logos a los 18 meses, además de crecer prefiriendo esas marcas,
crecerán pensando que estas corresponden a sus cualidades personales.
A
partir de todo esto, cada marca establece sus propias estrategias para llegar a
estos niños, posicionarse (recordemos que el posicionamiento es el lugar mental que ocupa un producto o servicio
en nuestra mente), y comenzar a fidelizarlos desde tan temprana edad.
Una
de las herramientas más utilizadas son los anuncios camuflados como
entretenimiento. Juegos multimedia, concursos en línea y aplicaciones
específicas para móviles, son algunas de ellas para establecer vínculos
estrechos con los consumidores más jóvenes.
Marcas
de automóviles como Porsche, que ya están haciendo publicidad directamente para
niños, o como Audi y sus ositos de peluche, Mercedes con los juguetes para
niños y bebés, empiezan a relacionarse
con sus futuros clientes de una manera sutil. Al fin y al cabo, ¿Qué tiene de malo comprar
el osito de Audi a un niño? ¿O un cochecito eléctrico Mercedes?
Mientras
más jóvenes comenzamos a usar una marca, es más probable que la sigamos usando
en el futuro. Esto lo sabe bien Guillette, quien descubrió que cuando un chico
ha probado una de sus cuchillas dos veces, existe un 92% de probabilidades de
que la siga usando. A partir de ahí, establece toda una campaña para que no se le escape ninguno de esos futuros
clientes.
¿Quién no recuerda el
famoso anuncio de "Vuelve
a casa por Navidad"?
La
transmisión de la influencia, uno de los persuasores ocultos, no ocurre por
casualidad. Las marcas se encargan de que esta se produzca de manera efectiva.
De que la transmitamos a nuestros hijos y forma parte de su estrategia.
Por
ello, cada vez más marcas de adultos, tiene su versión (división) para los más
pequeños, incluso para bebés, como el caso de Harley Davidson y sus bodys para
bebés.
Después
de todo esto, ¿serías capaz de decirme cual de las marcas que usas a diario es porque
la has elegido exclusivamente tú? Yo no.
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