Cuántas
veces hemos pensado, “eso no lo tenía que
haber dicho”, o “he perdido una
operación al final, no sé qué le dije y…”
Hace
unos días, en una conferencia de @TeresaFall,
nos pregunto que si sabíamos cuanto duraba una emoción.
Fue
una pregunta muy interesante, por que posiblemente la mayoría de los que estábamos
en la sala, no nos la habíamos hecho nunca.
La
respuesta fue muy clarificadora: “una
emoción dura 6 segundos, el resto depende de ti”.
Era
una reflexión como 6 segundos son capaces de arruinar un maravilloso día a
cualquiera, y sobre todo de que eso era decisión propia, ya que “el efecto” de
la emoción” se había diluido hacía ya mucho tiempo.
Así
que una emoción dura entre 6 y 45 segundos aquellas que son
especialmente intensas, aproximadamente claro. Salvo
que eventualmente persista en el tiempo el estímulo emocional.
Sin
entrar en el estudio de las 3 componentes de la emoción, (neurofisiológico-bioquímico, motor o conductual y
cognitivo o experiencial, Lang 1968), ni todo lo que de ello se deriva, aquí
hablamos de la dimensión cognitiva-experiencial.
Es
importante entender que los estados de ánimo influyen en nuestro proceso
cognitivo, especialmente en los relacionados con el procesamiento de la
información.
Hasta
hace poco se hablaba de que por cada estímulo negativo, se necesitaban 2
positivos para contrarrestar sus efectos, The
British amateur who debunked the mathematics of happiness, pero actualmente
se habla de, al menos, 5 emociones positivas para contrarrestar una negativa.
Eso sí,
como me indicaban hace poco hablando de este tema, siempre y cuando, esta esté
asumida y superada.
Cuando
se habla de emociones, las cosas no son tan matemáticas, ni lineales.
Que
fácil sería contrarrestar una emoción negativa con 5 o 6 o 7 positivas, y tema
resuelto.
Donde
quería ir a parar, es que en “6 segundos” marcan la diferencia, como la película Un Domingo
Cualquiera. Es lo que una mala emoción que podamos generarle a un
cliente, a un amigo o a nuestra pareja, dura de media y puede generar una
situación no deseada.
Y
luego a ver como lo arreglamos, porque si es un cliente, tenemos que contar que
nos dé la oportunidad de hacerlo. Tal vez no lo veamos nunca más.
Suponiendo
que tengamos la capacidad para entender que le hemos ofendido y que no siempre
es así, al menos por mi experiencia como cliente y como proveedor en algunas
ocasiones.
Por
suerte, la componente conductual de las emociones, que compone el conjunto de
expresiones externas como los gestos faciales, conductas corporales o verbales,
etc., nos ayudan a entender las emociones que sienten o están sintiendo la otra
parte.
Y
estas son prácticamente universales, aunque tengan una componente social, las
básicas al menos, son universalmente reconocibles.
Así
que la empatía y la capacidad de entender y detectar las señales corporales de
nuestro interlocutor, nos ayudan a conocer su estado emocional, y nos previenen
que tal vez el camino por el que vamos no es el más indicado y que hay que
cambiar de rumbo pronto.
Mi
hija de 4 años, se dedica a mirarme a la cara y a preguntarme por mis
emociones, las que estoy sintiendo en ese preciso momento, ciertamente sobre
todo me pregunta cuando estoy enfadado, triste o alegre (bueno, esta la suele
sentir ella en primera persona).
Así
que como decía Teresa Fall, la emoción dura entre 6 y 45 segundos, el resto, lo
que hagas con ella, ya es asunto tuyo.
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