Hace unos días, y leía la siguiente
noticia en “Cinco Días”: “El Corte Inglés
rebaja un 20% el precio de 5.000 productos de alimentación”.
La verdad es que me hizo reflexionar
sobre muchas cosas; sobre los costes unitarios, el umbral de rentabilidad,
margen de contribución, que un 20% es una bajada muy considerable y como repercutiría
esto en la cuenta de resultados, y otras cuestiones de diversa índole.
Pero
sobre todo, se me vino a la cabeza: “otro más con estrategias cortoplacistas y
muchas prisa por derribar la imagen forjada durante años”. Sobre todo, después
de leer en el artículo, “…pero no vamos a
ser una cadena low cost ni vamos a recortar nuestra oferta de marcas, sino que
queremos tener la misma referencia de precios que los grandes de la
distribución en alimentación como Mercadona y Carrefour". Es decir,
vamos a entrar en la guerra de precios, no se nos ocurre nada más.
Imaginaros, se pueden encontrar
productos con los mismos precios en ambos supermercados. Entonces, ¿Qué
diferencia hay entre comprar en uno o en otro? ¿Cuál es el motivo que me
llevará a elegir un supermercado concreto?
Bajar los precios es siempre una señal
inequívoca de que no se ofrece nada diferente al consumidor, de que no existe
diferenciación o que no se ofrecen atributos diferentes que justifiquen un
mayor precio. Si hacer la compra en el súper, comprar los libros de texto, la
música, y un largo etc., supone tedio, aburrimiento y una molestia, ¿por qué
además tengo que pagar más por todo ello? Obviamente buscaré precio y compraré
allí donde el único valor que me ofrezcan sea un ahorro considerable.
Michel Porter,
autoridad global reconocida en temas de estrategia de empresa, expone que solo
hay dos fuentes de ventaja competitiva; liderazgo en costes (ofrecer un
producto similar a menor precio) o diferenciación (ofrecer un producto
diferente, algo único valorado por los consumidores más allá del precio o a un
precio superior.). Aunque ambas estrategias pueden ser exitosas, las basadas en
bajos costes suelen ser menos sostenibles en el tiempo.
La cuestión siguiente es ¿todos los
productos se pueden diferenciar? Según Theodore Levitt, no
existe producto indiferenciable.
Las fuentes de diferenciación son
múltiples. Puede ser un elemento relacionado con el producto (características,
funcionalidad, diseño, etc.), con el servicio (entrega, instalación, rapidez,
etc.) o con los valores emocionales de la marca (estatus, prestigio,
etc.).
De todas las características que debe
tener un atributo de diferenciación (comunicables, creíbles, implementables,
rentables, exclusivos, nuevos y sostenibles en el tiempo) hay dos que son esenciales:
que sean relevantes para el consumidor, y diferentes a los de la competencia.
Y para determinar cuáles son estos,
hay que empezar por analizar la demanda, es decir, escuchar al consumidor, Conocer el motivo por el cual elige los
productos que componen la cesta de su compra o porque le gusta determinada
marca.
Plantearse que los consumidores solo
quieren comprar al precio más bajo, no solo es erróneo (pensar por ejemplo en
el Iphone, Polo, BMW, Carrier o Ben & Jerry´s, seguro que conoces mil ejemplos más), sino
que es indicativo de haber perdido el contacto con el cliente. La ausencia de
diferenciación es la que hace que los consumidores no estén dispuestos a pagar
más por los productos. A igualdad de atributos en un producto, buscamos el
precio más bajo, obviamente.
Además, la diferenciación es la base
del posicionamiento de la marca ('lugar' que en la
percepción mental de un cliente o consumidor tiene una marca, lo que
constituye la principal diferencia que existe entre ésta y su competencia).
Seguramente en más de una ocasión te
habrás encontrado con atributos que lejos de ser diferenciadores, provocaban
rechazo, o cuando menos, no eran el motivo por el que los adquirías, por mucho
que la marca se empeñara en resaltar determinados valores del mismo.
Y como comentábamos en el post sobre
marketing experiencial, es necesaria mucha coherencia.
Coherencia interna, que la empresa apueste decididamente por los atributos
elegidos. Y coherencia externa, de tal manera que comuniquemos a los
consumidores cuales son nuestros atributos diferenciadores para que sean
percibidos por estos últimos.
La diferenciación puede hacer que
una empresa domine el mercado, si es ésta
la que lo crea. La gran ventaja es que el precio de estos productos, siempre
que así sea transmitido a los clientes, puede ser mucho más alto, pues la
cadena de valor así lo justifica.
Además, se reduce la competencia, pues las otras empresas no pueden generar exactamente el mismo producto. Los clientes están dispuestos a pagar más siempre que puedan identificar el elemento diferenciador que lo justifique y este sea relevante o importante para ellos.
Además, se reduce la competencia, pues las otras empresas no pueden generar exactamente el mismo producto. Los clientes están dispuestos a pagar más siempre que puedan identificar el elemento diferenciador que lo justifique y este sea relevante o importante para ellos.
¿Tu porque apuestas, por bajar los precios
o diferenciarte?
¡Saludos!
Todos los comentarios son muy acertados,aunque creo que no hay que confundir el posicionamiento de El Corte Inglés en alimentación respecto a su posicionamiento en otros segmentos. Posiblemente, la realidad sea que no se conocen grandes diferenciaciones entre supermercados de alimentación, y unos precios un 20% más caros que los de la competencia, sin diferenciación, pueden dejarte con una parte marginal del mercado. No te parece?
ResponderEliminarQuerido Daniel, la diferenciación, como dice Levitt es posible siempre. El posicionamiento, es la imagen mental que el cliente tiene de una empresa, producto o servicio, con lo cual, es muy dificil, además de un error, plantear dos posicionamientos diferentes respecto a una empresa, servicio o producto. ¿Cual es la imagen resultante que percibimos entonces? Ha este respecto a muchos casos, como por ejemplo, el de Volkswagen y como perdio el mercado de EEUU por este motivo.
EliminarPor otro lado, fijaté en la estrategia de Carrefour Planet, donde el cliente es el foco y busca transformar la necesidad de compra de bienes básicos en un experiencia lúdica y sorprendente, fortaleciendo, de esta manera el vinculo con sus clientes.
Muchas gracias por tus aportaciones.
David