Los procesos de selección deberían de ir
orientados a la evaluación de las competencias emocionales de los candidatos
más que a sus conocimientos o y/o experiencias.
Según
un informe de Adecco, 1 de cada 3 empleados buscan otro
trabajo activamente y Randstad afirma
que según su encuesta, el 9% de los
españoles ocupados, cambiaron voluntariamente de empresa en el 2015.
La
encuesta de Infojobs va en el mismo
camino, el 37% de los trabajadores
se han incorporado a su puesto el último año y Sarah Harmon, directora de Linkedln
afirma que muchos trabajadores están aguantando en sus empresas pero que en
cuanto el mercado laboral se recupere se van a lanzar al cambio.
¿Los
motivos?
La
mayoría de los directivos piensan que “fuera” encuentran mejores ofertas
económicas que en sus actuales empresas, pero posiblemente reducirlo a esto,
sería bastante simplista.
Según
Leigh Branham, autor del 7 razones ocultas por los que los empleados
se van (está en su segunda edición), no son otras que falta de reconocimiento,
trabajos que no llenan, falta de oportunidades, malas prácticas de gestión,
liderazgo falto de confianza y culturas laborales disfuncionales.
Nicolás Ramiro director
general de Great Place to Work afirma
que la antítesis del gran lugar para trabajar, desde el punto de vista del
empleado, sería aquel en el que no se confía en las personas, no se siente
orgullo por lo que se hace y no se disfruta de los compañeros.
También
afirma que lo que más valoran los empleados por encima de cualquier otra
práctica es que los líderes deleguen, transmitan confianza, sean
competentes, cercanos e íntegros
En
este entorno, las empresas son cada vez más conscientes de la necesidad del liderazgo emocional frente al
tradicional jefe autoritario o incluso el mero gestor.
“Es
imposible liderar a otros si no has aprendido a liderarte a ti mismo”
Nelson Mandela
Algunos
rasgos de un líder emocional:
- Saben
conectar con la gente. Son accesibles, todo el mundo es digno de su tiempo y
atención.
- Son
positivos, ven la botella siempre medio llena, se implican y saber transmitir
su positividad.
- Son íntegros
y coherentes, cuando dicen algo es porque pueden hacerlo.
- Sienten
pasión por lo que hacen. Tienen los objetivos claros y saben transmitirlos,
confiando su equipo en poder alcanzarlos juntos.
- Dicen
“Nosotros”.
- Ayudan
al desarrollo profesional de su equipo. Reconocen tus triunfos, pero también tus
fracasos y te ayudan a analizar el por qué.
- Son
flexibles y están abiertos a nuevas propuestas.
- Se
disculpan cuando deben hacerlo.
Las
empresas que quieren retener o atraer el talento deben de contar con este
perfil profesional, personas que se preocupan de personas, que saben que son el
principal capital de la empresa.
Se
puede copiar una estrategia, una máquina, una idea, pero lo que realmente marca
la diferencia, la huella digital de una organización es el talento humano que
la compone.
Porque,
no nos olvidemos, todos tenemos talento, y posiblemente la misión más
importante de un líder es saber identificarlo y ayudar al desarrollo del mismo
en cada uno de los miembros de su equipo.
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