Un
refrán popular dice: “Más vale malo conocido que bueno por
conocer”.
Y
aunque no soy muy de refranes, pues desde mi perspectiva en muchos casos lo que
suelen aconsejar es mantenerse en la zona de confort y no traspasarla, de este
podríamos decir que se adelantaba a lo que recientemente se ha descubierto.
Cómo
funciona la heurística del reconocimiento, o lo que es lo mismo, elige aquello
que conozcas.
Esta
semana, casualmente he visto dos películas, Ahora Me Ves y Focus,
la última de Will Smith y donde se
explicaba cómo funciona el reconocimiento heurístico, muy a grosso modo, aunque
en la segunda, con algo más de detalle.
En
una sociedad, donde cada uno de nosotros recibimos unos 3.000 impactos al día,
si 3.000, el recordar una marca, o un nombre cada vez tiene más importancia
para la supervivencia de las marcas y sus productos.
Por
ello hemos desarrollado la atención selectiva y otros recursos y os recomiendo
leer el post de @agusmadariaga, La
Atención en el Marketing, donde habla de este tema en profundidad.
Según la heurística del reconocimiento, si
tenemos que elegir entre 2 opciones, siempre escogeremos la que reconozcamos.
Es algo así como, “si te suena, elígelo”.
Tomamos
mejores decisiones cuando hay menos criterios a tener en cuenta, al igual que
pasa a la hora de elegir un producto. Cuando hablamos de más de entre 5 y 7, no
solo no hacemos una buena elección, si no que acabamos desistiendo y no
elegimos nada.
Esto
que hace 10 años parecería una algo irracional es una de las teorías que se están
imponiendo cuando se estudia el comportamiento humano.
La
heurística se aprovecha de nuestra ignorancia parcial.
Si reconoces un objeto, pero no otro,
deduces que el que reconoces es de mayor valor, o tiene un valor superior.
La heurística del reconocimiento también la
usamos cuando compramos productos que conocemos.
Las
marcas invierten mucho en anuncios con poca información donde lo relevante es
incrementar el reconocimiento de la marca y así ganar la batalla en el lineal y/o
frente a sus competidores.
Así
que posicionarnos en la mente del consumidor, ya sea consciente o
inconscientemente, nos hace ganarle “la mano” a nuestros competidores.
Lo
importante es que, debido a la exposición continua de la misma, somos capaces
de reconocerla y nuestro cerebro lo identifica como de rango superior respecto
a otra menos o nada vista o conocida,
con lo cual, nuestra elección está clara.
Pero
el reconocimiento de las marcas, va aún más allá, ya que esta influye en otras
percepciones como por ejemplo la del gusto.
Muchos
consumidores explican porque prefieren una u otra marca, por ejemplo de
cerveza, ahora que estamos en verano. Dan cientos de explicaciones sobre el
sabor, textura, amargor, pero la realidad es que en los test a ciegas, suelen
ser incapaces de detectar su marca preferida.
En
un test que se hizo a unos 300 bebedores de cerveza en América, se les ofreció
5 marcas nacionales. Las puntuaciones más altas las lograron aquellas que los
consumidores asignaban como “su marca”, siempre que se viera bien la etiqueta. Cuando
no tenía etiqueta, eran incapaces de identificarla.
Las marcas que conocen la importancia de
la heurística del reconocimiento, son las que más invierten por tener un
“sitio” en nuestro cerebro, para poderlas identificar en el
lineal, por ejemplo, ya que por el mero reconocimiento de la misma, la dotamos
de una serie de atributos, que en vista de los resultados de los test a ciegas,
no está muy claro que por sí mismas las posean.
Obviamente,
las marcas deben de tener cierta calidad que las haga reconocibles y a partir de ahí, la comunicación hace el
resto.
Así
es como una destreza adaptativa, que nos ayuda a relacionarnos con el entorno
en el que vivimos, y economizando a la hora de tomar decisiones, ya que el mero
hecho de identificar o reconocer algo en muchos casos, evita una evaluación que
en podría ser mortal (imagina que un león corre hacia ti, y te pones a evaluar,
siguiendo el método de B. Franklin, cuales son las alternativas), es usada por
las marcas para ser la elegida, tener su sitio en nuestras mentes y también en
nuestros hogares.
Te
propongo un reto: la próxima vez que vayas de compras, mira cuantos productos
desconocidos para ti has metido en la cesta… Y de cuantos has dicho “me suena, aunque no se dé que”.
Y es
que, hoy más que nunca, donde las marcas compiten duramente por sus espacios y
como te decía al principio, estamos sometidos a más de 3000 impactos
diarios, si no te conozco, no existes.
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