Las historias sobre las marcas, al igual
que con las religiones, también tienen una gran importancia, si no que le
pregunten por ejemplo a Coca- Cola. Crean vínculos y las hacen “inmortales” o
cuando menos atemporales.
El
día a día, el sofocante calor, y la falta de “estímulos” externos que provoquen
en mí una pequeña chispa de creatividad, me han tenido alejado más lo previsto
de mi buen hábito de "postear" en mi querido blog.
Si
bien es cierto, el verano da para mucho, tema hoteles, restaurantes, las
campañas de publicidad de cervezas (ya las voy confundiendo, todas son del sur,
o del mar, de la playa… echo de menos el anuncio de San Miguel tan
internacional, aquel “donde va triunfa”
que tenia identidad propia y “hacia patria”).
Pero como imagino, y leo, ya muchos han
escrito y seguirán escribiendo sobre ello, ¿que podría aportar yo de nuevo?
Así
que recordé un tema sobre el que tenía pendiente escribir. Y será que tanto
bautizo y boda a la vista me lo ha traído a la memoria.
En
más de una ocasión había oído (y lo sigo haciendo) que las religiones son
maquinaría pesada de marketing o de generar ingresos. Hemos llegado al punto de
confesiones por teléfono, como en México, o a través de la web, como en Italia,
por ejemplo.
Si
nos paramos a analizar con detenimiento, aparecen rasgos comunes o pilares
sobre los que se fundamentan tanto las religiones más importantes como las marcas
de mayor reconocimiento como Apple, Ikea, ECI, etc.
El
sentido de pertenencia, objetivos claros y detallados, atractivo sensorial,
símbolos, rituales (de los cuales ya hablamos aquí Rituales y marcas), misterio (también cuando hablamos de
Lovemarks ) o grandeza son algunos de los rasgos comunes.
Las
historias sobre las marcas, al igual que con las religiones, también tienen una
gran importancia, si no que le pregunten por ejemplo a Coca- Cola. Crean
vínculos y las hacen “inmortales” o cuando menos atemporales.
En
este sentido, el Storytelling cada
vez está cobrando más importancia como herramienta para acercar a la marca y
lograr mayor empatía con los clientes.
¿Te
imaginas al Cristianismo sin la Biblia, o al Islamismo sin el Corán?
Otra
de las características comunes es la fuerte sensación de pertenencia a un
grupo. Somos de BMW, Harley Davidson, el Real Madrid o los L.A. Lakers. Y ello
conlleva identificarse con el resto de los “seguidores”, aunque cada vez se usa
más la palabra fans, fanático. Y es lo que están buscando las marcas en un paso
más hacia la fidelidad de sus clientes, que sean fanáticos de la marca.
En
los deportes es bastante evidente, pero en otro tipo de marcas, cada vez se va
haciendo más frecuente. Horas y horas de espera para comprar el nuevo modelo de
Apple o las entradas a un concierto.
Desde
el punto de vista de marketing sensorial,
si me vendaran los ojos, y me dejaran en una iglesia, sería muy difícil no
reconocerla. El olor, el sonido, o ausencia de este, incluso la inmensidad del
espacio se pueden notar con los ojos cerrados.
Al
igual pasa con marcas cono Nokia, quien
no reconoce su sonido, el sonido de los motores de nuestras motos y
coches preferidos o el olor característico de centros comerciales y tiendas.
Todo nos acerca y vincula más con la marca.
Y lo
mismo podríamos decir de como las grandes marcas imitan el sentido de grandeza
de muchos templos religiosos, cuya función era hacer sentir al hombre muy
pequeño e insignificante ante el poder divino.
Tiendas
como la de Apple en New York (si no
has estado te la recomiendo), o la tienda insignia de Louis Vuitton en Paris, son algunos ejemplos de ello, de los cuales
podíamos seguir con hoteles, barcos, etc… Dar grandeza a la marca por encima de todo.
Si
hablamos de símbolos, hay quien lleva colgado un osito de cuello, tatuada el
nombre de su marca, logotipos que exhibimos públicamente, pulseras, collares, y
todo lo que el merchandising moderno es capaz de crear y vender.
Las
marcas han aprendido bien el poder de estos, tal y como lo hicieran las
religiones antaño.
Alguien
ajeno a todo esto, podría llegar a pensar que NIKE, por ejemplo, es una nueva
religión, o que miles de fieles peregrinan cada fin de semana a sus nuevos
templos (estadios de futbol, de baloncesto…) que el cielo o paraíso es pasear
en un 911 y el infierno… Bueno que cada cual elija el suyo.
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